Cubanos que viven del cuento

La televisión cubana exhibe, desde hace algún tiempo, un programa humorístico que acapara la atención de un amplio público cada lunes a las 8 y 30 de la noche. “Vivir del cuento”, narra las peripecias de Pánfilo y sus vecinos en la cotidianidad de Cuba. 

 Además del viejo Pánfilo y compañía son muchos los habitantes de la Isla que viven del cuento. El directivo de una empresa cuando asegura a un periodista que sobrecumplió el plan de producción del año. ¿Y por qué escasean sus productos o no se pueden adquirir? El verdadero plan radicaría en cubrir las necesidades de los consumidores, ahí hablaríamos de eficiencia.

El delegado cuando manifiesta a sus electores que el salidero de agua no podrá arreglarse por culpa…del bloqueo. ¿De cuál bloqueo estará hablando? Porque en Cuba existen muchos tipos. La burocracia, la centralización y la tardanza servirían para levantar el Muro de Berlín.

El comerciante con sus precios exorbitantes porque “la situación está difícil”. Ese engaña al pueblo para llenar sus arcas, pues su ganancia es superior a la del campesino de sol y surco.

El jefe del transporte cuando dice que no habrá ruta de ómnibus por falta de combustible. Sin embargo, “su automóvil” no se queda parado ante una “importante” reunión o un viaje recreativo con la familia.

Qué decir del “cuadro” y su discurso: los resultados son satisfactorios, la gente está contenta y las metas son las mismas para el próximo año.

El periódico Granma cuando intenta vender gato por liebre con las noticias sacadas de Chipre, a pesar de que la realidad corrija su “equivocación”.

Sobran los ejemplos de sujetos aprovechados. No en vano, “Vivir del cuento” aumenta su popularidad por semana. Disímiles ciudadanos se ven en la pantalla cada lunes, porque a diferencia de Pánfilo, sobreviven gracias al cuento.

El presidente cubano Raúl Castro aboga por desterrar el secretismo y llamar las cosas por su nombre. Seguimos su consejo, pues el corrupto, corrupto es, sea ministro, diputado o panadero. No caben diferencias.

Ante un horizonte lleno de retos por el restablecimiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, urge más que nunca eliminar de la sociedad a parásitos que frenan el verdadero avance hacia un futuro sostenible. Se acaban las justificaciones.

“Sentido del momento histórico y cambiar lo que deba ser cambiado”, dice Fidel en su concepto de Revolución. Pues la época no es de consignas, ni cánticos, ni alzamientos en la Sierra Maestra, es tiempo de productividad, eficiencia, tecnología, desarrollo y, sobretodo, de fomentar la ética, los valores y no “mentir jamás”, pues para eso están los cuenteros.