Vivir
a 90 millas
del imperio más grande de la era moderna pudiera representar para algunos una
ventaja, pero para otros un peligro y amenaza constantes. En el segundo grupo,
incluiremos a una nación que con solo citar su nombre salta la rebeldía: Cuba.
La
historia de este “pequeño” país comienza en el siglo XV. En 1492 el navegante Cristóbal Colón arriba a tierras
antillanas con el firme propósito de iniciar la conquista de las tierras de
América. Hasta finales de la centuria XIX, el imperio colonial español dominó
los designios de La Mayor
de las Antillas.
El proceso de lucha por la independencia iniciado el 10 de octubre de 1868 simbolizó la primera muestra de la estirpe y el valor de los cubanos. Sin embargo, más de 30 años de sueños emancipadores fueron entorpecidos por un águila con signos de grandeza y superioridad. Estados Unidos irrumpió en la guerra hispano cubana. Desde su propio nacimiento como Estado, los norteamericanos nunca escondieron sus pretensiones de apoderarse de la mayor Isla del Caribe.
En
casi cuatro años (1899-1902) de ocupación militar los “yanquis” cimentaron su
dominio y hegemonía económica, política y cultural sobre Cuba. Este país surge
como República el 20 de mayo de 1902, pero con una clara influencia y control
por parte del gobierno estadounidense.
Los
ideales de José Martí de una patria “con todos y para el bien de todos”
quedaban extirpados. Sin embargo, los verdaderos patriotas cubanos jamás
claudicaron en su deber para con su pueblo.
El
primero de enero de 1959 triunfó la primera revolución socialista de América.
Un verdadero hito para una época dominada por la Guerra fría, las dictaduras
y el enfrentamiento contra los “rojos”.
En
el propio año 1959 el líder Fidel Castro recorrió parte de Estados Unidos, en
una de sus primeras visitas al exterior. ¿Qué sucedió? Pues, los hombres de la
“tierra de la libertad” rechazaron cualquier aproximación a una revolución
socialista.
Lamentablemente,
los líderes revolucionarios de la nueva Cuba abrazaron la ayuda de la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas. ¿Cómo entender la relación con la URSS? Una explicación
sencilla, por más de tres siglos, la dependencia económica marcó el desarrollo
del país. La necesidad de una “tutela” de un poderoso representaba la vía de
escape. El propio Fidel Castro afirmó que su error más grande fue pensar que
existía un manual para construir el socialismo. Un pueblo sin memoria histórica
encarna un ser sin corazón.
En
pleno siglo XXI, donde la cuestionada Organización de Naciones Unidas (ONU)
discute las metas de desarrollo, invita al diálogo, a la solución pacífica de
los conflictos, al enfrentamiento de epidemias, aun asistimos a demostraciones
de prepotencia, frustración y ansias de colonialismo. Sucede con el conflicto
Israel Palestina, las guerras en Medio Oriente, la situación en Ucrania y las
relaciones Estados Unidos Cuba.
Por
más de 20 años, la diplomacia cubana defiende, paradójicamente en New York, su
proyecto de resolución contra el bloqueo económico impuesto por los sucesivos
señores de la Casa Blanca
desde 1962. Por más de 20 años, cientos de países votan en contra y “exhortan”
a los “recalcitrantes norteños” a poner fin a esa política injusta. Afortunadamente,
desde el 17 de diciembre Barack Obama y Raúl Castro intentarán cambiar la
historia. El ápice de tolerancia con
Cuba deberá ser aprovechado en el futuro.
La
verdadera historia de este “pequeño” país es la lucha de su pueblo por un
próspero futuro; porque a pesar de la pobreza y las limitaciones se mantengan los
sistemas de salud y educación gratuitos. La verdad de Cuba es la que viven a
diario sus más de 11 millones de habitantes por mejorar los índices de
desarrollo de una economía pobre.
¿Acaso
la élite política norteamericana piensa en el pueblo cubano? La utopía ronda el
escepticismo. Jamás pensaría que negando la medicina a un enfermo ayude a su
mejoría. ¿Dónde quedaron los ideales de progreso, de sociedad desarrollada y
destierro colonial que defendieron los padres fundadores en el siglo XVIII?
Los
yanquis “perdonaron” a Japón, Vietnam, China, Rusia y hasta Alemania. Su idea
geopolítica, sin dudas inteligente, invitaba a intercambiar con esos gobiernos,
pero ¿por qué no hacerlo con Cuba?
En
el contexto actual, América Latina se perfila hacia un futuro diferente. Las
corrientes de izquierda y los movimientos sociales dominan gran parte del
escenario político. Los estrategas de Washington, en plan Albert Einstein, parecen
reformar sus mentes.
El
liderazgo de Cuba en el continente se consolida cada vez más: garante de los
diálogos de paz entre el gobierno colombiano y las FARC EP, primogénito en el envío de médicos para
combatir el ébola en África occidental y miembro de la CELAC (Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños)
Tristemente,
vivimos en un mundo donde cada vez se piensa menos en "nosotros" y
más en "yo" y ahí radica uno de los problemas esenciales de la
humanidad que el capitalismo no ha hecho más que exacerbar.
En
más de 55 años de irreverencia, en esta Isla se forman músicos como Descemer
Bueno o Gente de Zona que brillan en el escenario internacional (tres premios
Latin Grammy 2014 junto a Enrique Iglesias). Se envían médicos a más de 50
naciones del mundo. Se crean vacunas para combatir enfermedades.
Por
eso y más, se destierra a cualquiera que hurgue desde fuera en las heridas, en
los errores y las necesidades de una nación que navega contracorriente. Aquel
que solo clave su sable en pos de provocar daño y no ponga una cura en las
lesiones porque más allá de posturas políticas estas constituyen algunas de las
verdades de Cuba.
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